lunes, 5 de diciembre de 2016

VALORES



Al crecer nuestros padres nos han inculcado una serie de valores y principios como la honestidad, obediencia, amor, respeto, etc. Estos han regido y guiado nuestras vidas a lo largo de un proceso de crecimiento han estado siempre con nosotros y lo estarán a medida que sigamos creciendo. ¿Sin embargo cuántos de nosotros ponemos en prácticas estos valores diariamente?. Por eso tomaremos algunos valores y resaltaremos su importancia en nuestra vida cotidiana, en nuestra sociedad e incluso en nuestra vida como jóvenes católicos.
LA AMABILIDAD
 

Al hablar de amabilidad, sin duda hemos de referirnos también al amor, pero es preferible tipificar a la amabilidad como valor por su carácter más concreto de actitud, de rasgo firme y definido de la persona que ama. El amor es una palabra demasiado grande, universal y genérica en sus formas. No existe una cosa concreta llamada amor, sólo existe en acto de amar expresado en actos de dar, respetar, considerar a los demás, aceptarles, procurar su felicidad, alegrarse con sus progresos. En definitiva, llevar a la práctica una disposición afectuosa, complaciente y afable que no tardará en convertirse en firme actitud, que nos predisponga a pensar, sentir y comportarnos con amabilidad.
Cuando lo previsible, lo normal en una persona sea comportarse de forma afable y afectuosa, es porque la amabilidad ha adquirido la categoría de “valor”. Solemos olvidar que amable significa “digno de ser amado”; que amable es el que se comporta de un modo determinado siempre impulsado por un sentimiento puro. Que se trata por tanto de una conducta que no se agota por sí misma, sino que tiene como origen mover a los demás a comportarse con nosotros proporcionalmente sin buscar en ello la finalidad. La verdadera amabilidad es la que surge de los sentimientos, la “otra” amabilidad, la más común, es la que tiene que ver con las formas y con las normas de conducta. 
Ésta solo sirve para seguir la corriente de lo que es socialmente aceptado, pero aporta poco más que una máscara.
  • "Hijo mío, tus beneficios no los acompañes de reproches, ni tus obsequios de palabras amargas. Una buena palabra es mejor que un obsequio, pero el hombre benéfico une la una al otro" (Eclesiástico 18, 15-17).
  • "No te canses de plantar dulzura. Si plantas rosales, cosecharás rosas".
LA HUMILDAD
 
Es la virtud moral por la que el hombre reconoce que de sí mismo solo tiene la nada y el pecado. Todo es un don de Dios de quien todos dependemos y a quien se debe toda la gloria. El hombre humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira porque ha descubierto que ser hijo de Dios es un valor muy superior. Va tras otros tesoros. No está en competencia. Se ve a sí mismo y al prójimo ante Dios.
Es así libre para estimar y dedicarse al amor y al servicio sin desviarse en juicios que no le pertenecen. La humildad no solo se opone al orgullo sino también al auto abyección (auto humillación) en la que se dejaría de reconocer los dones de Dios y la responsabilidad de ejercitarlos según su voluntad.
"La humildad es la verdad" -Santa Teresa de Ávila. 
El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que un hombre es más humilde crece una visión más correcta de la realidad.    

EL RESPETO

El respeto es la base fundamental para una convivencia sana y pacífica entre los miembros de una sociedad. Para practicarlo es preciso tener una clara noción de los derechos fundamentales de cada persona, entre los que se destaca en primer lugar el derecho a la vida, además de otros tan importantes como el derecho a disfrutar de su libertad, disponer de sus pertenencias o proteger su intimidad, por sólo citar algunos entre los muchos derechos sin los cuales es imposible vivir con orgullo y dignidad. 
El respeto es una de las acciones más importantes y primarias que los seres humanos pueden tener entre sí porque el mismo significa siempre valorar lo que al otro lo hace diferente a uno y tolerar esas diferencias en pro de vivir mejor en comunidad. El respeto puede aplicarse a diferentes grupos de la sociedad y variar en términos de sus características dependiendo de ello: el respeto por los niños y por la infancia supone su protección, el respeto por la libertad de expresión supone su defensa, el respeto por los ancianos supone su atención constante.   
LA TOLERANCIA


Es un valor fundamental para la convivencia pacífica entre las personas. Tiene que ver con el reconocimiento de los otros como seres humanos, con derecho a ser aceptados en su individualidad y su diferencia. El que es tolerante sabe que si alguien es de una raza distinta de la suya o proviene de otro país, otra cultura, otra clase social, o piensa distinto de él, no por ello es su rival o su enemigo. Para ser tolerantes se debe tener el cuenta los siguientes aspectos:
  • Pongámonos en el lugar de los otros para tratar de entender sus problemas y su manera de actuar.
  • Escuchemos sin interrumpir y demos a los demás la oportunidad de expresarse.
  • Veamos en la diversidad de razas y culturas una señal de la riqueza y amplitud del mundo, en lugar de motivos de desconfianza.
Hoy en día este valor es especialmente relevante en la medida en que vivimos en una sociedad que tienen intercambios culturales todo el tiempo.

LA HONESTIDAD


La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad de acuerdo con los valores de verdad y justicia. Puede entenderse también como el respeto a la verdad en relación con los hechos con las personas y consigo mismo.
Ser Honestos en la vida cotidiana es una obligación, actuando siempre con la Verdad y Buena Fe, y obrando en consecuencia, haciendo que tengamos una Conciencia Tranquila, aplicable a una gran cantidad de casos y ámbitos, evitando la Mentira y Engaño.
 
LA AMISTAD



El valor de la amistad estriba en que personas diferentes crean lazos afectivos, dentro de esta relación surge un espíritu de respeto que nos permite tratar con cariño y dulzura a nuestros amigos. Pues gracias a ellos nos resuelven algunos problemas económicos y nos orientan a lo largo de toda la vida, comparten su visión personal y gozan con nosotros de nuestras ocurrencias, el juego, el esparcimiento, el descanso, el buen humor e incluso la ironía.
Este es uno de los lazos más variados, subjetivos y enriquecidos de las personas, ya que si bien la familia no se elige, la amistad sí, y todos elegimos con quien relacionarnos, cómo, en quien confiar y con quienes tendremos una ayuda o un consejo cuando más lo necesitamos, además de compartir distintos momentos de nuestra vida más allá de la familia, desde diversiones hasta situaciones dolorosas.
Si bien se pueden considerar distintas Situaciones Amistosas en distintas etapas de nuestra vida, lo cierto es que no en todas ellas está establecido que haya una Amistad, sino que para ello tiene que existir un sentido de pertenencia y un vínculo entre ambos miembros de la misma y un consentimiento entre ambos de que así sea.

EL AMOR

Amor es un concepto universal relacionado a la afinidad entre los Seres humanos. Es interpretado como un verdadero sentimiento relacionado con el afecto y el apego productor y propulsor de emociones, experiencias y actitudes. El Amor es tan complejo que se torna difícil de comprender ya que tales emociones pueden resultar ser extremadamente poderosas.
El amor es el principio que crea y sustenta las relaciones humanas con dignidad y profundidad. El amor espiritual nos lleva al silencio, y éste tiene el poder de unir, guiar y liberar a las personas. El amor es la base para el principio de ecuanimidad entre el espíritu y la persona. Cuando el amor está combinado con la fe, crea una base fuerte para la iniciativa y la acción. El amor es el catalizador para el cambio, el desarrollo y los logros.

  • El amor es el principio que crea y sustenta las relaciones humanas con dignidad y profundidad.
  • El amor espiritual nos lleva al silencio, y éste tiene el poder de unir, guiar y liberar a las personas.
  • El amor es la base para el principio de ecuanimidad entre el espíritu y la persona. Cuando el amor está combinado con la fe, crea una base fuerte para la iniciativa y la acción. El amor es el catalizador para el cambio, el desarrollo y los logros.
 
 
 
 

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